Desde Getxo (Vizcaya) vienen los Zodiacs donde desde sus inicios allá por el año 2000, deslumbraron a público y prensa con sus anfetamínicos directos plagados de versiones en castellano de los Who, Real Kids, The Jam, y grupos de Punk y Garage de los sesenta y setenta.
Tras grabar unas maquetas y ser premiados en concursos como el de Getxo y el de Bilbao, fichan por Animal Records, sello independiente que se encagará de editar y distribuir su debú «Pinball Rock» (Animal 2.001). Disco que les llevará a girar por todo el país presentándolo en directo. Tres años más tarde de su debut y producidos por Fernando Pardo (Los Coronas, Sex Museum), graban su segundo lp «Golpe de Calor» (Animal 2.004) plagado de temas nuevaoleros y power poperos donde el grupo se manifiesta como uno de los más destacados a nivel underground de la escena nacional.
Tocando en directo por todos los rincones de la geografía, enganchan a compañías multinacionales e independientes, que les siguen a sus directos con gran interés por ficharlos. Finalmente firman con Dro-Atlantic y Warner-Chappell que les editará su flamante tercer disco producido por Nigel Walker y grabado casi en directo. Conteniendo las mejores canciones de su carrera hasta la fecha y con un sonido impecable. El disco está plagado de himnos New Wave en la onda del primer Elvis Costello & Atractions, de la energía de The Jam, Maximo Park, ó Franz Ferdinand y de estribillos pegajosos y nueva oleros que recuerdan a los nacionales Tequila ó Nacha Pop.
Ahora mismo en Marzo de 2009 acaban de publicar el single «Carretera del Norte», adelanto de su nuevo LP: «3,2,1» también con DRO-Warner y que promete ser un paso adelante más en la carrera del grupo.
3, 2, 1, es su nuevo grito de guerra. El 4º álbum de Zodiacs dispara balas reales de emoción y dopamina.
Parece mentira pero han pasado dos años y medio desde Zodiacs (06). Un considerable salto de pértiga hacia un mayor reconocimiento. Y una enorme gira de más de 80 fechas franqueando el escenario de Fito&Fitipaldis, reflejada parcialmente en la reedición del disco (Por un puñado de extras-08) con directos y versiones inéditas de Costello, Nerves/Blondie, Neil Young y Rubi y los Casinos. Y es justo en este momento de encrucijada al futuro cuando el indómito trío madrileño de Getxo, despeja incógnitas y descubre sus nuevas cartas. Sin renunciar a sus revoltosas esencias juveniles, 3, 2, 1, integra mayor experiencia personal y musical en letras y estribillos, perspectiva sonora, colores y horizontes más amplios. En un disco con vocación trotamundos, ritmos vivos, agitación interior y palpitante ansiedad. Pero sobre todo con soberbias canciones cruzadas por riffs indóciles, estribillos con látigo, pura rabia melódica y una adorable sensación contracorriente, de incorrección política – es decir, de ir a su bola- incluso para el mundo indie, al que, obviamente, pertenece. De hecho, se abre con una simplista pero rotunda declaración de inmadurez rebelde (Un millón de pájaros) que ya quisieran Strokes o Hives, aunque la referencia obligada sea aquí Tequila versus White Stripes de Feel in love with a girl. Y sigue con todo un himno de fiebre hormonal, instantáneo, con cara de hit, que es Fuego en el aire. Otro título donde el grupo retoma la arrogancia sin prejuicios de su temerario ideario juvenil y citas de sangre y fuego.
3, 2, 1 evidencia aún más, no sólo la habilidad de Ignacio Garbayo para enhebrar ganchos melódicos, uno tras otro, o exprimir el manual del power-pop mas rutilante. Sino para rebasar con increíble entusiasmo ese universo privado de explosiones bipolares: despecho, frustración o venganza que delata ahora incipiente madurez. De la altivez masculina más o menos agrietada al romanticismo vulnerable de esa crónica de ruptura que es Mirada negra.
Pero 3, 2, 1 incluye nuevas sorpresas. Teclados contoneantes y ritmos cálidos que evocan al primer Costello (No vuelvas más por aquí). Efusivas reinvenciones new wave como el ágil y carnoso primer single, Carretera del norte, por la que viajan Nick Lowe o Plimsouls, como tanto gustaba a Nacho Gª Vega en Nacha Pop. Y una muestra de la obsesión por las escapadas. Los Records y otras eminencias del 79 se cuelan en Sin mirar atrás. Y uno no sabe que corta más si los tajos de guitarra urgentes a lo Jet (Instinto animal), ese cuchillo oxidado que es la voz de Ignacio o los reflejos del garaje más luminoso que orbitan En Saturno -una de las gemas incontestables del disco- o en esa festiva revisión de las historias de backstage (Llegan las chicas) -al borde del tópico pero matadora-, absuelta del todo por su precioso final de pura psicodelia The Who. Es otro de sus golpes de efecto, la irrupción de pasajes psicodélicos y trips lisérgicos(Roky Erickson) con apariciones elocuentes del descarriado líder de 13th Floor Elevators y su Earthquake al inicio del tema, antes que la armónica de su ex-compañero Coppel, ayude a cerrar el álbum con una eufórica celebración vital (Ya vuelven los buenos tiempos). Todo ello con ayuda de Álex Olmedo, el visionario agente de La Naranja China que, además de sus aportaciones instrumentales: mellotrón, Hammond, banjo, etc., firma como productor, el álbum más sólido, variado y colorista de Zodiacs. Un grupo que, más que nunca, suena a Zodiacs y en cuyas manos, el castellano, adquiere esa difícil carta de naturaleza plena en el idioma del rock. En esa cadena mágica que enlaza Kinks, Romantics o Supergrass.
3, 2, 1 es la última etapa de un viaje que arrancó como Astronighters (99) y que, ya como Zodiacs, se llevaría el primer premio del concurso local (Getxo). Animal Records sufragaría su primer aviso serio, Pinball Rock (01). Y posteriormente -tras el fallido e inédito EP Kinky boys (02)-, y aún como cuarteto, Golpe de Calor (04). El disco, con producción de Fernando Pardo, definiría su extensa fase de power-pop incendiario que culmina en Zodiacs (06). Si hasta entonces Zodiacs eran el eslabón perdido entre el garaje sixties y la Nueva Ola, ese tercer álbum es un perfecto manifiesto del mejor pop de fibra de vidrio hecho en España. Y el trampolín del grupo más allá del universo indie. Alterna temas nuevos y regrabaciones de algunos de sus clásicos reforzando voces y ambientes con Nigel Walker a los controles. Y presenta a la actual formación de trío. Con Miguel Guzmán al bajo y Laszlo Anasagasti (batería). La misma que realiza el tema central de la película Un buen día lo tiene cualquiera (Santiago Lorenzo -07) y que no ha parado desde entonces, entre giras y nominaciones varias como artista emergente, hasta la grabación de 3, 2, 1.
3, 2, 1 lo ha mezclado igualmente Álex Olmedo con Karim Burkhalter y ha sido masterizado por Nick Litwin en Madrid, el pasado febrero. Se edita, finalmente, el 21 de Abril.
J. María Rey