STIFF Records

1975. El negocio del disco se encontraba en crisis (como ahora lo está ese y casi todos los demás). Las ventas de LP´s caían, los singles estaban en proceso de defunción, y  algunos de los futuros gobernantes se gastaban su paga semanal en cromos y chucherías diversas.

Hoy en día estamos acostumbrados a este tipo de cosas, pero en los felices setenta asustaban bastante. Los ejecutivos agresivos de las compañías discográficas se preguntaban: “Después de haberles dado a Yes, Emerson, Like & Palmer., Pink Floyd, Moody Blues, a una serie de “glamurosos” grupos de dudosa reputación (Sweet, Slade, David Bowie, Gary Glitter, T.Rex), o a cantantes negros con álbumes triples sobre los secretos de la horticultura, ¿qué demonios quieren?”.

Mientras tanto en la otra parte de la ciudad una serie de individuos sospechosos animaban los más oscuros garitos a base de cerveza y rock and roll. Aquello pasaría a llamarse rápidamente “Pub rock”, y sería lo que salvaría a la industria, aunque ésta no lo supiera todavía. Y era lógico. Para ellos, los músicos solo podían ser de dos tipos. O fotogénicos macarras con pantalones ajustados o pretenciosos virtuosos de larga melena y luenga barba. Pero los rockeros de pub no encajaban en este esquema: llevaban ropa de calle, barba de un par de días, y sus canciones, oh, eran cortas. El rock and roll había sido asesinado, pero estos muchachotes se negaban a aceptarlo sin más.

Dos ex-roadies del circuito del pub rock, Jake Riviera y Dave Robinson, decidieron imitar el sistema americano de compañía discográfica independiente, que saca sus productos fuera del circuito comercial habitual. Sableando 400 libras al cantante de los Dr. Feelgood (sudoroso combo de rhythm and blues de éxito en las Islas por aquellas fechas), se decidieron a fundar Stiff Records. Como ya era tarde para firmar a los Feelgood y a Graham Parker (la mayor promesa de la escena de la City), se contentaron con fichar, entre otros, al ex-bajista del grupo seminal de pub Brinsley Schwarz: el nunca bien ponderado Nick Lowe, al mejor y a la vez peor grupo de punk del mundo, los Damned, y a un individuo con gafas estilo Buddy Holly que respondía al irreverente nombre de Elvis Costello.

La aparición de Stiff Records no causó ninguna preocupación en las compañías discográficas establecidas debido a la falta de presupuesto, distribución y a su peculiar manera de entender el negocio. Ejemplo 1, en palabras de su director general: “Somos una compañía de discos, no un museo”, motivo por el cual los singles eran descatalogados una semana después de haber sido editados, para desesperación de los que suscriben. Ejemplo 2, su insuperable eslogan “If ain´t stiff it ain´t worth a fuck” (algo así como, “Si no es Stiff, no importa un carajo”), que al contener la censuradísima palabra de cuatro letras les cerraba el acceso a la TV pública británica. Ejemplo 3, el prefijo de catalogación de los singles era BUY en un astuto mensaje subliminal hacia los compradores.

La política de Stiff fue siempre promover los más brillantes y excéntricos talentos tanto del punk-rock como de la “New wave” con métodos poco ortodoxos que posteriormente, mira por dónde, fueron copiados por las grandes compañías. De esta manera Stiff, que no fue la primera independiente británica, sí fue la que más éxito cosechó. Y por sus oficinas pasaron además de las luminarias ya mencionadas, gente como Larry Wallis, Ian Dury, Wreckless Eric, Rachel Sweet, Lene Lovich, Dirty Looks, Joe “king” Carrasco, Any Trouble, Equators, Tenpole Tudor, Madness o Belle Stars, entre otros muchos y maravillosos grupos.

La época dorada de Stiff coincidió con la de la “New wave”, es decir, aproximadamente entre 1977 y 1981, durante la cual consiguió muchos éxitos de crítica y bastantes menos de ventas. La paulatina fuga de los mayores talentos del sello a la competencia inició el inevitable declive que condujo a la compañía buscar contratos de distribución con poderosas multinacionales (1982) y a la desaparición (1986).

Si queréis disfrutar de unas cuatro horas de buena música del sello Stiff la mejor solución es pasar por caja y llevaros “The Stiff Records Box Set” (Demon, Stiff Box 1) editada en el 92, con cuatro maravillosos compactos donde no solamente está un montón de grandes canciones, sino la visión de una compañía que marcó una época y señaló un camino que siguieron muchas otras.

En cualquier caso, y además de los cortes que figuran en esta colección, Stiff significó un cambio en la forma de entender el negocio del rock and roll. Antes de que apareciera, los singles eran habitualmente empaquetados en carpetas sin ninguna foto, ni información, ni nada de nada. La utilización de diseños atractivos más tarde tan habitual, obligó al resto de compañías a modificar su tratamiento hacia el single. También, detrás de Stiff estaba la idea de sacar al rock del camino de la pretensión y devolverlo a la idea original: diversión. Cuando rechazaban una maqueta la solían acompañar con una nota diciendo que quizá no devolvían la cinta correcta, pero que, en cualquier caso, sin duda era mejor que la que habían recibido. Otra: a quién si no a ellos se le ocurriría reunir al staff directivo con el nombre de Stiff All-Stars, e ir a firmar con el sello rival Chiswick. No en vano eran “the world´s most flexible record label”.

 

Stiff Records Official website: www.stiff-records.com

 

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