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El cantautor pop más personal de este país ha facturado un quinto disco («Las Grandes Ambiciones», BOA-2010) diferente y arriesgado.
LAS GRANDES AMBICIONES ha sido una de las grandes sorpresas discográficas del 2010.
Comienza a ser ya un secreto a voces la calidad de las canciones de JAVIER DE TORRES, uno de los talentos más reseñables del panorama pop patrio.
A su ingenio habitual como letrista se unen en su quinto álbum melodías emocionantes y delicados arreglos de cuerda y metal de Jesús Redondo (LOS SECRETOS), que a modo de Burt Bacharach nacional construye para la mayor parte de las piezas un entramado delicado e inteligente, ejecutado a la perfección por una formación pequeño-orquestal en Sofía.
El resultado final resulta impactante y Javier sale reforzado de un planteamiento peligroso por ajeno a la espontaneidad característica del rock. Estamos ante un disco excepcional, cuidado en su producción y lleno de canciones excelentes.
Sonido cálido y elegante al servicio de melodías pop que desde la ironía cantan a la desgracia, el desamor y el paso del tiempo.
Un disco pleno de ambición, inesperado y a contracorriente. De los destinados a perdurar.