Un amigo conocedor de mi devoción por GRAHAM PARKER, me decía hace poco a través de un mensaje: «Bonita sorpresa nos ha traido este año (por otro lado, de mierda) con la reunión de Graham Parker & The Rumour, ¿eh?.» Uno, que ya tiene una edad, la capacidad de sorpresa cada vez más oxidada y poca afición a responder mensajes, no sabía qué contestar en ese momento y acabé contestando con un lacónico: «No es una sorpresa». Me temo que mi amigo lo tomó como una respuesta algo borde, pero es que es así…
No es una sorpresa la publicación del disco porque se sabía desde hace muchos meses que tras coincidir durante el rodaje de la película «Don’t Ask Me Questions: A Film About Graham Parker» de Michael Gramaglia, habían decidido, en aquél momento sí, de manera bastante sorpresiva, volver a grabar juntos.
No es una sorpresa que el disco sea magnífico, porque todos los discos, sin excepción, de Graham Parker lo son… eso sí: unos más magníficos que otros.
No es una sorpresa que suene de la hostia porque The Rumour fueron durante una época la mejor banda de acompañamiento que alguien pudiera desear (quizás con permiso de la E Street Band…).
Y sin ser una sorpresa, debo reconocerme sorprendido de la emoción que me ha producido escuchar el primer disco de Graham Parker & The Rumour en 32 años.
El disco se titula «Three Chords Good» y no es como algunos dicen «una vuelta a los orígenes». Uno no puede volver a sus orígenes. Puede intentar hacer cosas que hizo en el pasado, que no es lo mismo. Pero Graham Parker & The Rumour ni lo intentan. No quieren hacer otro «Howlin’ Wind» o «Squeezing out sparks», que además es imposible. Se limitan a hacer lo que mejor saben hacer: envolver las excelentes canciones de Parker con clase y maestría para ofrecernos un disco de sonido más energético que los últimos del londinense, ya medio americano.
La rabia que era seña de identidad en sus primeros discos, se ha convertido con los años en mayor ironía y acidez. Pero eso no deja de ser otra cara del espíritu combativo que siempre ha acompañado a GP con una letras cada vez más mordaces y corrosivas. Aunque hay detalles en los arreglos y quizás algunos estribillos que recuerdan a cierta época pretérita, no parece que Parker haya compuesto pensando en parecerse a sus discos anteriores con The Rumour. En esencia la mayor parte de las canciones podrían haber estado en cualquiera de sus últimos discos, que creo no son peores que este último desde el punto de vista compositivo. Pero claro aquéllos estaban grabados prácticamente en solitario por Parker para después ir añadiendo colaboraciones poco a poco en un proceso bastante artesanal. La elegante frescura que da la presencia de The Rumour es para mí la mayor seña de distinción del nuevo disco.
Francamente, volver a escuchar juntos a GRAHAM PARKER, BRINSLEY SCHWARZ, BOB ANDREWS, MARTIN BELMONT, ANDREW BODNAR y STEVE GOULDING, es una de las cosas más gratificantes que me han sucedido últimamente. Podía haber elegido casi cualquier canción del disco, pero me he decidido por la que da título al álbum, que además me recuerda bastante a su clásico «Local Girls». ¿Es sólo a mí?…
by joseluis garcés