Si te gustaba la música y vivías en el Madrid de los primeros años 80, ser mod (o tener cierta simpatía por el asunto) era una buena opción. Buena parte de la mejor música que se hacía en la época o tenía directamente el marchamo mod o guardaba similitudes con los parámetros estéticos del movimiento. En el primer caso estaban las bandas del “revival mod” (Lambrettas, Merton Parkas, Chords, Purple Hearts, Secret Affair y, sobre todo, los Jam, entre otros muchos). Pero, además, buena parte de los mejores grupos y artistas de la nueva ola británica (Costello, Joe Jackson, los Jags, Vapors, Madness y toda la oleada skatalítica…) se llevaban bien con la estética mod.
Por eso, ver a los Stray Cats en la tele tocando “Rock this town” le llenaba a uno de dudas. Los Stray Cats no eran quizá la banda más ortodoxa y paradigmática de la escena rocker del momento, pero, obviamente, estaban claramente del lado del clan de la patilla y el tupé, lo que los convertía irremisiblemente en un grupo desechable, según el catecismo modernista. Pero aquella canción era fantástica y el video correspondiente mostraba a una banda enormemente enérgica y seductora, encabezada por un Brian Setzer imponente, no ya solamente como guitarrista, sino como auténtica bestia del escenario.
De esta forma, el primero de los Stray Cats, producido, por cierto, por el gran Dave Edmunds, se convirtió durante un tiempo en uno de mis discos de cabecera, sonando constantemente en mi precario reproductor de casetes sobre todo la inquietante y poderosa “Storm in the embassy” y la canción que nos ocupa. Y sí, conservé mis chapitas de los Jam y los Who, y seguí pasándomelo como un enano en los conciertos de los Elegantes.
by Pablo Carrero
Jose Hergueta dice
De acuerdo, el primer LP era fabuloso, no tenía desperdicio. Por cierto, qué recuerdos, la serie delfín, creo que de discos Ariola, singles a 100 ptas. Virgin también sacó una serie de singles a 150 ptas.