El guionista y responsable de esta serie británica de la BBC es Peter Moffat, que aparentemente no tiene nada que ver con la estrella de los guionistas de la BBC, el famoso Steven Moffat… Peter fue abogado antes que guionista y ya su anterior serie Criminal Justice se movía en terrenos legales. Con SILK vuelve al mundo judicial en lo que es, efectivamente, una serie de abogados. Pero para los que tienen (como yo) ciertas precauciones ante las series de abogados, debo decir que solamente el hecho de que sea británica, ya es un elemento que la hace muy diferente a la mayoría. Y es que hablamos del sistema judicial de Su Majestad, muy diferente al americano, al que estamos mucho más acostumbrados.
La historia se centra en Martha Costello, una de las principales abogadas del bufete para el que trabaja y que está en la carrera de ascender a QC (Queen’s Counsel) y que popularmente se conoce como conseguir ‘La Seda’ (Silk), en referencia al tipo de toga que utilizan.
Martha, interpretada por la gran Maxine Peake, desde luego no tiene el glamour de su colega nortamericana Alicia Florrick, pero para mí tiene mucho más encanto. Y es que al hablar de SILK, la primera referencia que viene a la cabeza es su equivalente americana: The Good Wife, aunque desde luego con grandes diferencias. La más evidente de esas diferencias es que aquí no vemos a unos abogados llenos de glamour y siempre impolutos, sino auténticos currantes siempre con prisas y constantemente cargados de papeles en un opresivo ambiente de trabajo. Además aquí, sus actuaciones en los tribunales son bastante menos «teatrales» que las de sus compañeros norteamericanos. Aspecto del cual están muy orgullosos y del que da fé una escena en que una juez le recrimina a uno de los abogados que no se esté quieto y gesticule constantemente diciéndole: «Aquí no somos americanos…!»
Aparte del propio interés de los guiones (magníficos) y los personajes (sensacionales), para mí ha sido curioso el descubrimiento de determinados aspectos del sistema judicial británico que desconocía. Por ejemplo, resulta llamativo que los abogados no se dirijan nunca al jurado sino siempre al juez y más llamativo todavía que la acción fiscal, al igual que la defensa, sea ejercida por abogados contratados, lo que provoca situaciones como que dos abogados compañeros del mismo bufete puedan enfrentarse como defensa y acusación en el mismo juicio.
Dos temporadas, cortas como siempre, de momento avalan a esta magnífica serie británica que nos introduce en el peculiar mundo de la justicia de Su Majestad, a través de casos repletos de interesantes conflictos éticos, de la mano de esa gran actriz que es Maxine Peake en su papel de la encantadora abogada Martha Costello.
by joseluis garcés