Absolutamente improvisado, grabado en apenas el “fin de semana perdido” al que alude el título (aunque Steve Wynn reconoce, según recuerda Carlos Rego en su muy recomendable libro “Nuevo Rock Americano, años 80: luces y sombras de un espejismo”, que ni siquiera fue un fin de semana completo, ya que el domingo fue reservado a recuperarse de la resaca), “The Lost Weekend” fue un pequeño milagro, y se ha convertido con el tiempo en uno de los discos más legendarios del rock americano de los 80.
Danny and Dusty fue un proyecto puesto en marcha por Dan Stuart (Green On Red) y Steve Wynn (The Dream Syndicate), que se conocían de moverse en el mismo ambiente de nuevas bandas que animaban la escena de Los Angeles a mediados de los 80. Stuart y Wynn, que habían tocado en algunos garitos junto con otros miembros de sus respectivos grupos y de otras bandas de similares gustos e influencias, habían escrito algunas canciones juntos y un buen día decidieron que merecía la pena registralas en estudio.
En unas pocas horas, se metieron en los estudios Control Center de los Angeles, invitando, además, a Sid Griffin (guitarra, dobro y voces), Stephen McCarthy (guitarra, lap steel y voces) y Tom Stevens (bajo), todos ellos de los Long Ryders, junto a Chris Cacavas (piano) de Green On Red y a Dennis Duck (batería), de The Dream Syndicate.
El resultado fue un álbum formidable, con la única pega de que es demasiado corto (en realidad es un mini lp de ocho canciones).
En algún punto intermedio entre el rock algo psicodélico a la Velvet Underground que practicaban The Dream Syndicate y el rock and roll alcohólico de carretera de Green On Red, las siete canciones que aportan Stuart y Wynn son magníficas, destacando esa especie de himnos tabernarios que son “Song for the dreamers” y “Baby, we all gotta go down”, maravillosas canciones de románticos perdedores resignados.
by Pablo Carrero
mr_pleasant dice
Nunca me convenció demasiado todo aquel asunto del nuevo rock americano de los 80, pero sin duda, este disco tenía grandes melodías, buenas canciones y ese adictivo e irresistible toque dylaniano, que hacía que lo escucharas una y otra vez.
Saludos !