
Hay ahora mismo dos series americanas con nombres muy similares que conviene no confundir: AMERICAN CRIME y AMERICAN CRIME STORY. Ambas centran su trama en analizar en cada temporada un caso criminal acaecido en los EEUU. Mientras la última lo hace centrándose en el proceso de casos reales y muy mediáticos (la primera temporada el juicio de O.J. Simpson y en la segunda el asesinato de Gianni Versace), AMERICAN CRIME se centra en crímenes más anónimos, de esos que podríamos denominar «del montón», pero analizándolos con una mirada tan penetrante que posiblemente no haya ahora mismo una radiografía más fiel de la sociedad americana.
AMERICAN CRIME está a punto de estrenar su tercera temporada. Cada una de ellas es como si fuera una serie distinta porque cuentan historias independientes y solo se mantienen algunos de los actores principales que son los mismos, aunque lógicamente en diferentes papeles. La primera temporada desde luego es magnífica pero con la segunda esta serie ha alcanzado la grandeza absoluta.
La historia que cuenta esta segunda temporada de AMERICAN CRIME se centra en la presunta violación de un adolescente en una fiesta bastante desenfrenada que anualmente organiza el equipo de baloncesto de un prestigioso instituto privado. El que la víctima sea un varón hace que la credibilidad del delito sea bastante cuestionada, en especial cuando todo el mundo intenta echar tierra sobre el asunto para salvaguardar el buen nombre del instituto y de los implicados.
A partir de este más o menos sencillo planteamiento, el fabuloso guión de la serie se va deteniendo en el efecto que el presunto delito va teniendo en las vidas de todos los implicados directos e indirectos. Porque en esta serie lo importante no es el delito sino sus consecuencias. Y una consecuencia que a menudo tienen los delitos y las investigaciones de los mismos, es sacar a la luz situaciones cotidianas que muchas veces son tan malas o peores que el propio delito… la homofobia, el racismo, el clasismo, las mentiras, las drogas, la violencia, el desamparo de las víctimas, la incomunicación entre padres e hijos, la presión por el triunfo, la desigualdad económica, el fallido sistema educativo, la pérdida de privacidad, la hipocresía como clave del éxito,… de todas estas cosas y muchas más nos habla la serie. Una serie que sobre todo, nos debería hacer reflexionar sobre los dilemas morales que suscita.
El hecho de que la serie la emita la cadena ABC, una de las cuatro grandes cadenas nacionales de los EEUU con audiencias multitudinarias es un dato que engrandece todavía más el valor pedagógico de esta imprescindible serie. Creo que los 10 episodios de la segunda temporada de AMERICAN CRIME deberían ser de obligado estudio en todos los centros educativos de adolescentes. Aunque lamentablemente por aquí parece que estamos más cerca de que nuestros jóvenes puedan estudiar tauromaquia o exaltación de los supuestos valores monárquico-militares. Así nos va.
joseluis garcés
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