Para que no haya despistes, empezaré diciendo que THE PROMISE (Channel 4, 2011) es una serie magnífica que debería ser de obligado visionado en las escuelas de todo el mundo para ayudar a entender el peso de la historia en nuestras vidas actuales. Y en el caso concreto que nos ocupa, el conflicto palestino-israelí que de manera más o menos directa lleva décadas afectando a buena parte de la humanidad.
THE PROMISE es una miniserie británica de 4 capítulos de unos 90 minutos que en realidad constituyen una película de casi 6 horas, ya que así está planteada. Narra dos historias de forma paralela que ilustran de una manera magnífica sobre el drama palestino-israelí.
La historia actual cuenta el viaje a Israel de una joven inglesa tras encontrar el diario de su abuelo, un oficial británico destinado a esa misma zona tras la Segunda Guerra Mundial, durante el mandato británico de Palestina encargado por Naciones Unidas. En él se centra esta otra historia del pasado, entre 1945 y 1947, año de la independencia del estado de Israel.
La serie, que no ahorra en escenas violentas, nos va descubriendo los detalles históricos, origen del trágico día a día que se vive hoy en los territorios israelíes. Un drama donde el papel de víctimas y verdugos ha cambiado a lo largo del tiempo, pero donde siempre la violencia, el terrorismo y el racismo se han erigido como lo que son: pilares fundacionales del propio estado de Israel.
THE PROMISE en todo momento intenta mantener una posición lo más neutral posible, aunque es difícil no decantarse del lado de las víctimas, papel que en cada momento del tiempo han soportado judíos, palestinos e incluso los británicos. Así, evitando un discurso demagógico, la serie intenta mostrar los distintos puntos de vista y si no justificar (porque hay cosas que no tienen justificación posible), sí al menos comprender las razones que han movido y mueven a cada uno.
Lo que cuenta es demasiado tremendo como para aportar soluciones más allá de la propia denuncia. De hecho, cada día las noticias corroboran que el conflicto puede ser casi eterno. Si acaso, el punto de esperanza de la serie lo aportan los personajes más jóvenes: esos jóvenes excombatientes, el judío y el palestino, que apuntan a que cualquier resolución debe venir de las nuevas generaciones. O más bien, diría yo, de la extinción de las viejas generaciones, de cuyos cuerpos es imposible separar unos componentes casi químicos en ellos como son el odio y la violencia.
Absolutamente imprescindible.
by joseluis garcés
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