“Starry Eyes” es una de esas canciones que valen por toda una carrera. Felizmente, los Records hicieron un buen puñado de estupendas canciones. Pop típicamente nuevaolero con sus raíces bien hondas en lo mejor del pop británico de los sesenta que plasmaron en tres álbumes seguramente no perfectos pero sí muy recomendables en su conjunto. Pero es que “Starry Eyes”, ella solita, es todo un monumento, un clásico inmarcesible de su época y del pop de todos los tiempos; la canción, en fin, por la que John Wicks merece un hueco bien acomodado en la historia de la cosa.
En Rock Indiana tuvimos la suerte de conocer a John Wicks, y de editar el que entonces era el disco de regreso de The Records, casi una década después de la separación del grupo. El regreso era en realidad el nuevo proyecto de Wicks, que, de con el beneplácito de Will Birch -batería y responsable prácticamente a medias del repertorio del cuarteto- se había decidido a retomar el nombre y buena parte de aquel lustroso cancionero.
Gracias a David Jiménez, entonces en la pujante promotora Love To Art, con gustos muy cercanos a los nuestros propios, contactamos con John, con quien rápida y fácilmente nos pusimos de acuerdo para lanzar, en edición exclusiva para todo el planeta, su nuevo disco, “RockOla”, firmado por John Wicks and The Records. Poco después, John y sus nuevos Records americanos (llevaba años afincado en Los Angeles) vinieron a España a presentar el disco. La gira salió muy bien, y su concierto en el Moby Dick de Madrid dejó un recuerdo imborrable en esta casa. No solo porque sonaron, rebosantes de energía, algunas de nuestras canciones favoritas de la nueva ola británica, sino también por la oportunidad de conocer a un tipo entrañable, nada pagado de sí mismo y enormemente educado y amable como se nos presentó aquel John que había sido uno de nuestros ídolos juveniles.
Como él mismo brindó aquella noche por Rock Indiana durante la cena que nos dio tiempo a zamparnos entre la prueba de sonido y el inicio del bolo, alzamos ahora nuestra copa en su memoria, mientras suenan, por cierto, a todo trapo, «Starry eyes», «Teenarama» o algunas igualmente bonitas que incluía «RockOla», como «Edges of a dream», «That Girl Is Emily» o «Her stars are my stars». Larga vida a los Records.
Reproducimos aquí la entrada correspondiente a los Records incluída en la “Guía Esencial del Punk y la Nueva Ola”:
THE RECORDS
A pesar de que su producción es muy irregular, el hecho de haber grabado una joya del calibre de “Starry eyes” es suficiente como para que merezcan figurar entre los mejores grupos de la nueva ola británica.
Los Records se formaron en Londres en 1977 a raíz de la separación de los Kursaal Flyers, banda de pub-rock de escasa repercusión en la que militaban Will Birch, que ya había tocado con Wilko Johnson en una banda previa a Doctor Feelgood, y, en los últimos tiempos, John Wicks. Ambos se encargaron de buscar un bajista (Phil Brown, proveniente de los Janets) y un batería (Huw Gower, que por entonces tocaba con Peter Perret antes de que éste formara los Onlyones) para dar con la formación definitiva de la banda.
El primer single del grupo, el excelente “Starry eyes”, se convirtió en un éxito menor en su momento, y a la larga, en todo un clásico de la época. Se trata de una canción perfecta en la que todas las piezas encajan a la perfección: melodía, estribillo, guitarras rítmicas y solistas, coros… todo está hecho con la mejor de las maderas.
El single sirvió de aval para colarse en la “Be Stiff tour”, la famosa gira organizada por el sello de Jack Riviera, siendo ellos la única banda que no figuraba en el catálogo de la compañía.
De hecho, no fue Stiff sino Virgin la que les firmó un sustancioso contrato que propició la aparición de varios estupendos singles incluidos más tarde en su gran primer álbum. Las primeras copias del mismo, además, se vendían con un Ep de doce pulgadas que incluía algunas versiones y rarezas.
Su segundo disco, “Crashes”, está ligeramente por debajo de su predecesor, aunque aún se podían encontrar algunas muy buenas canciones. Entre ellas, el “Hearts in her eyes” que Birch escribió para el álbum de regreso de los Searchers (1979).
Para el tercero, los Records habían agotado ya sus mejores recursos y tras su edición decidieron poner punto final al asunto.
La segunda etapa de los Records parte del traslado de John Wicks a Estados Unidos. Harto de la hipocresía de sus compatriotas y de no suscitar el menor interés en la industria británica, Wicks se mudó a Los Angeles a comienzos de los noventa, donde pronto empieza a relacionarse con la nueva escena power-popera de la zona.
Como primera consecuencia está su participación en el tercer volumen de la serie “Yellow Pills” –recopilatorios de power-pop de merecido prestigio-, con una magnífica canción: “Her stars are my stars”, con letra de Will Birch y grabada, eso sí, en condiciones un tanto deficientes.
Poco a poco el interés de la gente va creciendo y John se anima a formar de nuevo a los Records. Sin embargo, su propuesta es rechazada por Will Birch, quien, de cualquier manera, no tiene inconveniente en que Wicks recupere el nombre de la banda.
Así, los nuevos Records graban un flamante nuevo álbum que Rock INDIANA edita en marzo de 1998, coincidiendo con una visita de la banda a nuestro país que deja a todo el mundo con la boca abierta. “Rock Ola”, que así se llama el disco, no tiene temas de la altura de “Teenarama” o la propia “Starry eyes” pero, desde luego, es un disco realmente bueno, en el que las mismas claves que dieron lugar a las canciones mencionadas dan como resultado otra colección de memorables melodías soportadas por su clásico sonido de guitarras, así como por la característica voz de Wicks.
Discografía Básica: Shades in bed (Virgin, 79); Crashes (Virgin, 80); Music on both sides (Virgin, 82). Rock Ola (Rock Indiana, 98)
Discografía recomendada en CD: el recopilatorio «Smashes, crashes and near misses», más o menos fácil de encontrar y a buen precio, es una más que aconsejable opción. Recientemente se ha reeditado el primer álbum de grupo en Cd, incluyendo además el Ep que la edición original inglesa del álbum incorporaba en sus primeros ejemplares.