RAY DONOVAN es una serie de la cadena Showtime de la que voy a extraer algunos apuntes de su argumento: El padre de una aparente típica familia americana de casa en zona residencial y alto nivel económico, cuya vida laboral en un entorno violento y criminal, va haciendo mella en su convivencia familiar, empeorada además por sus infidelidades conyugales. Dos hijos ya adolescentes a los que no siempre es capaz de dar las respuestas adecuadas. Una mujer, ambiciosa de su estatus, y convenientemente ciega a las peculiares actividades laborales que les permiten mantener ese alto nivel de vida. Un psiquiatra como ayuda en toda esa tensión. Una serie de problemas no resueltos con su pasado familiar que llevan a nuestro protagonista a un violenta relación con uno de sus progenitores casi al límite del asesinato. Todo un clan profesional y familiar de memorables personajes secundarios que contribuyen a enriquecer la serie casi de manera coral… ¿os suena?…
Dicho así, parece evidente que la historia de RAY DONOVAN se parece mucho a la de Tony Soprano… Pero también es cierto que a pesar de lo mencionado, las diferencias entre ambas series son mucho mayores para lo bueno y para lo malo.
Comencemos aclarando que en este caso el oficio de Ray Donovan es algo así como “resuelve-problemas”. Su especialidad es sacar de apuros a gente importante, siempre naturalmente con gran discreción pero con medios no siempre (casi nunca), amparados por la ley. Es un tipo muy solicitado en el mundillo del espectáculo de Hollywood para silenciar escándalos de todo tipo. Así, la serie se mueve en unos ambientes de mucho más nivel de los que frecuentaban el clan Soprano. Alguien incluso la ha definido como un cruce entre “Entourage” y Los Soprano”… Aunque hay diferencias mucho más significativas que la localización de las tramas.
Y es que RAY DONOVAN es un personaje en el fondo muy distinto a Tony Soprano. No solo en sus formas de persona reflexiva y parca en palabras, sino sobre todo en su moral. En esto Ray gana por goleada, a pesar de que el resultado final en el fondo no deja de ser parecido ya que su trabajo no le permite ejercerla. Esta es una de las principales fuentes de conflicto interno de Ray Donovan, mientras que Tony Soprano raramente se planteaba dudas morales.
Sería interesante ir analizando una a una las diferencias y similitudes entre los italianos Soprano y los irlandeses Donovan, los conflictos derivados de sus orígenes, religión, etc, pero no es mi objetivo llegar a ese nivel de detalle. Simplemente quiero resaltar para mí una curiosa diferencia entre LOS SOPRANO y RAY DONOVAN: aunque la primera tenía un título que parecía indicar que los protagonistas principales eran todo el clan familiar referenciado en el propio título, lo cierto es que a pesar de unos secundarios maravillosos, en realidad el auténtico e imprescindible protagonista que sostiene toda la serie es el personaje de Tony Soprano. En RAY DONOVAN, sin embargo, resulta que el personaje que se hace imprescindible no es Ray, sino el encantador cabronazo de Mike Donovan, su padre. Un papel inolvidable en la interpretación del veterano John Voight que a su edad ha reaparecido con un personaje que no me cabe duda, con el paso del tiempo será lo más recordado de la serie.
Hay gente que se carga la serie simplemente resaltando sus parecidos con Los Soprano y otra gente que la defiende precisamente por ello mismo. Yo, simplemente he querido apuntar ciertas similitudes a modo de curiosidad, pero que en ningún momento en sí mismas creo que la conviertan en mejor o peor serie de lo que es. Y se trata de una magnífica serie, muy recomendable, que me temo, al menos por mi círculo más cercano, no ha gozado de momento de la atención que merecería por parte de los “seriéfilos”.
Tras dos excelentes temporadas, con un final de la segunda que apunta tener que dar un giro a la trama, falta ver como evoluciona. De momento decir que RAY DONOVAN es una serie recomendabilísima y muy entretenida. Y que desde luego cuenta con un personaje que habría justificado que la serie se titulara “MIKE DONOVAN”.
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