‘Black Mirror’ es una miniserie inglesa de tan solo 3 episodios, que ningún buen aficionado a las series (y por tanto actualmente, casi con seguridad, enganchado de una manera o de otra a las nuevas tecnologías) debería perderse.
Los tres episodios son totalmente independientes con distintos argumentos, directores e intérpretes. Su nexo de unión temático es que se trata de ciencia ficción ambientada en un tiempo bastante cercano al actual con unas historias que hablan, según su creador, sobre los “efectos secundarios” de la tecnología.
El punto de partida del primero de ellos, ya es peculiar: un grupo terrorista ha secuestrado a la princesa de Inglaterra y el precio del rescate es que el Primer Ministro debe aparecer en televisión en menos de 12 horas teniendo sexo con un cerdo… ¿Qué hacer con una reivindicación aparentemente absurda que en otros tiempos un gobierno podría haber mantenido bajo secreto, pero que las nuevas tecnologías han hecho que cuando la noticia le llega al propio Primer Ministro, el asunto está en YouTube y al momento es ‘trending topic’ en twitter?…
El segundo episodio nos lleva a un futuro cercano donde las centrales eléctricas obtienen su energía del pedaleo de personas que viven como autómatas idiotizados por la televisión de obligado visionado y cuya única forma de salir de esa sociedad esclavizada consiste en… hacerse famoso a través de un concurso de televisión…
El tercero, y para mí casi el mejor, o al menos el más intenso, nos habla de un nuevo dispositivo electrónico de gran éxito, que consiste en un pequeño chip que se implanta bajo el cráneo y que permite grabar y almacenar en vídeo todo lo que se va viviendo para su posterior visionado. Así, los “re-dos” o visionados en grupo de momentos o situaciones vividas se convierten en uno de los pasatiempos favoritos en las reuniones sociales. ¿Qué pasaría si cada uno pudiéramos vivir la repetición de cualquier momento vivido y mostrárselo a los demás?. Pues aquí podemos ver lo que le ocurre a un joven matrimonio aparentemente normal…
Unos planteamientos interesantes con unos desarrollos apasionantes y unos resultados fascinantes.
El creador de la serie (y guionista de los dos primeros episodios) es Charlie Brooker un periodista y escritor famoso en Gran Bretaña por ser un personaje altamente satírico y del que al menos aquí conocemos su anterior serie para TV: ‘Dead Set’, una mezcla de ‘Walking Dead’ con ‘Gran Hermano’ en una historia enloquecida y bastante divertida. Pero desde luego, ‘Black Mirror’ es mucho mejor.