Hacía tiempo que no me liaba tanto con una trama de una serie como me ha sucedido con THE SHADOW LINE, la increible serie de la BBC que una vez más parece superarse a sí misma.
Esta vez en un estilo bastante “americano” , la serie (o miniserie, de 7 capítulos) cuenta una historia de intriga policial difícil de seguir en todos sus detalles, pero irresistible en la intensidad de todas y cada una de sus escenas. El interesante hilo argumental de una historia llena (quizás demasiado) de giros y sorpresas, queda a mi juicio en un segundo plano ante la fuerza e intensidad de unas secuencias y unos personajes que simplemente con diálogos y miradas, emocionan, atrapan y ponen los pelos de punta…
He leido por ahí que la audiencia del segundo capítulo en Gran Bretaña fue muy inferior a la del primero. Y es que mucha debió rendirse ante el desconcierto de un primer capítulo complejo y nada amable con el espectador. Yo también me quedé algo desconcertado con ese primer episodio sin saber muy bien qué pensar. Tras el segundo episodio, lo tuve bastante más claro: estaba viendo una de las mejores series que ha dado la TV.
Imprescindible.
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