Acabo de terminar la séptima temporada de DEXTER y tras siete años de feliz convivencia (eso sí: con algunos altibajos) con mi ‘serial killer’ favorito, he decidido romper una pequeña lanza para recomendar una gran serie que me da la impresión de no estar suficientemente valorada a pesar de su gran éxito (o quizás por eso mismo).
Debo reconocer que si durante el visionado de la primera temporada me hubiesen dicho que la serie iba a durar otras 7 temporadas más (la octava que está en preparación aparentemente será la última), lo primero que habría pensado es que no contaran conmigo… Y es que la primera temporada, a pesar de sentar unas bases de las que luego los guionistas sacarían bastante partido, no dejaba de ser una historieta de ‘pshyco-serial-killers’ más o menos entretenida. Pero eso sí, con algo que sobresalía muy por encima de todo: un protagonista absolutamente memorable cuya disfuncional emocionalidad me enganchó para seguir con la segunda temporada y a partir de ahí ya, juntos hasta la muerte…
Y es que lo más grande de DEXTER no son sus magníficos y truculentos guiones repletos de sorprendentes giros y por qué no decirlo: con abundantes trampas y estiramientos a veces más allá de lo razonable y que hacen preguntarse por las drogas que consumen los guionistas… sino que con diferencia lo que convierte a DEXTER en una serie que pasará a la historia es ese protagonista único que interpreta el gran Michael C. Hall, que posiblemente quedará marcado para siempre por este personaje. Un actor al que conocimos en otra de las grandes series de la historia de la TV: ‘A dos metros bajo tierra’ (Six feet under) en su funerario papel del hijo homosexual de la inolvidable familia Fisher. Un actor, por cierto, que parece especializado en interpretar personajes que hablan con sus difuntos padres… Desde luego, no concibo DEXTER sin Michael C. Hall, igual que no concibo ver la serie doblada. Su pausada y profunda voz en off es casi tan importante como esas miradas suyas que pasan de la fingida inocencia a la más aterradora violencia.
Si pienso en el ranking de personajes memorables y únicos que ha dado la TV en los últimos tiempos, y afortunadamente hay bastantes, creo que Dexter Morgan compartiría mi pódium de honor con Tony Soprano y Al Swearengen (y sí: no me he olvidado de Don Draper, Nucky Thompson, Walter White u Omar Little…) (*).
(*) Nota del autor: Si no conoces a alguno de estos personajes, ya estás tardando…
Originalmente publicado en INDIANAzine
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