Stiff Records es uno de nuestros sellos favoritos por diversos motivos, aunque el primero, por supuesto, no es otro que la maravillosa colección de discos que editaron. Además, hicieron las cosas a su manera (algunas veces muy bien y otras rematadamente mal) y, como escribe José Luis Garcés en las notas del disco tributo que editamos en 2009, «supieron condensar casi todo lo que para nosotros tiene de apasionante el pop: energía, acción, rebeldía, pasión, visceralidad, imaginación, mala leche, sentido del humor, diversión… y, sobre todo, canciones. Grandes canciones».
Por eso decidimos rendir nuestro particular homenaje al espíritu y las canciones de uno de los sellos esenciales para cualquier aficionado al pop independiente.
Con la inestimable colaboración de Pop Producciones (organizadores, entonces, del estupendo festival «Cultura Pop», que en la edición de aquel año tenía entre sus invitados al mismísimo Wreckless Eric), logramos reunir nada menos que a dos docenas de bandas y artistas dispuestos a abordar otras tantas versiones de clásicos del repertorio Stiff con formidables resultados.
Dirty Looks, uno de los grupos esenciales del power-pop nuevaolero americano más injustamente olvidados (su primer álbum tiene muy poco o nada que envidiar a los de los Beat, los Romantics o los Knack) son los protagonistas de la versión que abre el disco, a cargo de los formidables Runarounds (otra banda esencial del power-pop patrio que sin duda merece -aún están en activo- más suerte de la que han tenido). Su versión de la excelente «They got me covered» es muy similar, pero iguala en energía y pegada a la original y sirve de oportuna reivindicación. Curiosamente, no fueron los únicos en acordarse de la banda californiana, ya que los Inéditos aportan también su visión, algo más «sixties», de la igualmente espléndida «Let Go».
Curioso, también, que Ricky Gil (Brighton 64) se acordara de Madness, de cuya maravillosa «It Must Be Love» hace una versión más guitarrera y enérgica.
La voz de Anita hace que la versión que hacen los Mittens del único éxito en la carrera de Wreckless Eric («Whole wide world») sea más evocadora y dulce que la original, y Riffbackers revisan con sutileza en formato acústico el “So it goes” de Nick Lowe, músico esencial del pop británico versionado también por los ingleses Breakdowns, que hacen una potente “Heart of the city”.
También aparecen por partida doble los Pogues, con versiones a cargo de dos grupos de la casa, Happy Losers y Bombones, que hacen soberbias revisiones de “Thousands are sailing” y “Dirty old town”, respectivamente.
Fantásticas y potentes también las versiones que Feedbacks y Bubblegum hacen de Ian Gomm y Pointed Sticks, respectivamente, y elegancia a raudales en las que hacen Cooper y Javier de Torres con Zahara de “Alison” (Elvis Costello) y “New England” (Kirsty MacColl)…
El diseño, además, incluye un lustroso libreto de 24 páginas, elaborado por Santi Campos y con más que interesantes textos a cargo de José Luis Garcés, Jesús Ordovás, Julio Ruiz, José Escribano (de la exquisita tienda de discos Escridiscos), Paco Pepe Gil y Octavio Vink (miembro de los Heartbetas, The Crepitos y Protones, además de ocasional colaborador de muchas otras bandas).
A propósito de aquel Cultura Pop, en el que, además de la actuación de varios grupos de postín, se proyectó el imprescindible documental “If it ain´t Stiff”, elaborado por la BBC en 2007 y se organizó una interesante exposición con portadas, fotos y merchandising de Stiff, tuvimos la ocasión de conocer personalmente a Wreckless Eric, un tipo afable que aprendió a ganarse la vida como músico muy lejos de las listas de éxitos y que conservaba recuerdos vivos de los buenos y viejos tempos. Por ejemplo, lo mal que se llevaba con Elvis Costello, quien para Eric era un “capullo engreído”. Lo cierto es que las crónicas de la época, en general, solían poner a Costello de vuelta y media. Y es que no es la primera vez que queda demostrado que se puede ser un genio y un cretino al mismo tiempo. Felizmente, parece que Costello, que en su libro de memorias “Música infiel y tinta invisible” reconoce su juvenil soberbia, fue suavizando su carácter con el tiempo.
Pablo Carrero
Puedes escuchar el disco completo (y comprarlo si quieres) en la web de Rock Indiana pinchando AQUÍ