DEREK es la última serie de Ricky Gervais y siendo posiblemente la más normal y sin duda la menos freakie de todas las que ha hecho hasta la fecha, es una de las que más opiniones polémicas ha causado pues curiosamente ha sido la más criticada por muchos de sus fans, y la más alabada por sus anteriores detractores…
Es una serie que aparentemente poca gente podía esperar del autor de «The Office» o «Life’s too Short» y que consecuentemente ha dejado bastante despistados a aquellos que apreciaban sobre todo ese humor brutalmente cruel y políticamente incorrecto que hasta ahora era la marca de la casa. En este caso, Ricky Gervais se ha descolgado con una tierna comedia que invita más a la sensiblería que a la risa y donde desde luego, yo he cumplido con nota pues me ha conmovido igual o más que divertido… Y sí, tengo que reconocer que soy de lágrima fácil, pero también que Gervais desde el primer momento se marca como principal objetivo buscar la lagrimita del espectador aglutinando en los 30 minutos de cada episodio todas las triquiñuelas y golpes bajos sentimentales que se le ocurren. Incluyendo una banda sonora con melodramática música de piano y hasta alguna balada de Coldplay.
Ricky Gervais juega con fuego porque es muy difícil mantener ese tono sentimental sin caer en el ridículo, mantener el tono humorístico sin caer en la burla de algo tan serio como en este caso es la vida de unos ancianos que pasan sus últimos días en una residencia y a la vez denunciar una situación sin caer en la demagogia. Pero Gervais es muy grande y sale gloriosamente triunfante y con nota en la más arriesgada y valiente de sus series, donde por cierto, demuestra que es además un gran actor.
Algunos fans del Ricky Gervais más salvaje han acusado a DEREK de ser una serie ñoña y sensiblera. Igual no les falta algo de razón. Aunque también algunos acusaban a Frank Capra de ñoño y sensiblero…
Y es que Ricky Gervais no es Frank Capra (todavía…), pero desde aquí proclamo a los cuatro vientos que DEREK es una serie maravillosa y deliciosa que nadie debería dejar de ver.
by joseluis garcés