Trece años ha tardado David Milch en poder darle un final a su inacabada obra cumbre. Muchos años los que hemos tenido que esperar para asisitir por fín al cierre de una de las series que ayudaron a crear la leyenda de la HBO. Una leyenda fundamentada en una triada de series creadas por tres señores de nombre David (Simon, Chase y Milch) que poniendo el foco en los bajos fondos de Baltimore, New Jersey y Deadwood, elevaron las series de TV al más alto nivel cinematográfico nunca antes conocido.
DEADWOOD (la serie), comenzó a emitirse en 2004, un año en que HBO tenía en emisión algunas de las series que han marcado la historia de la TV. Debía competir en su propia casa nada más y nada menos que: con Los Soprano, A dos metros bajo tierra y The wire, tres series que suelen aparecer encabezando cualquier lista de las mejores de todos los tiempos. También con la recomendabilísima Carnivale, menos popular que las anteriores, pero de un nivel bastante cercano. Para colmo, al año siguiente, HBO arrancaría la producción de Roma, otra grandiosa serie pero de un coste descomunal y que de forma indirecta contribuyó al precipitado final de la que nos ocupa.
DEADWOOD tuvo la mala fortuna de coincidir con demasiadas series excelentes, no precisamente baratas, y fue abruptamente cancelada al final de su tercera temporada. Una drástica decisión que muy pronto la propia HBO pareció cuestionarse al anunciar sus intenciones de darle un cierre a la serie, no con otra temporada, pero sí con una película. Algo que ha tardado trece años en producirse. Un periodo demasiado largo como resultado de la suma de muy diversos factores, entre los que financieros aparte, destacarían dos: la dificultad de volver a juntar un elenco tan amplio de protagonistas, ahora famosos, con apretadas agendas de trabajo y, sobre todo, los problemas personales de David Milch que han desembocado, ya en esta última etapa, en su reconocimiento de que padece Alzheimer.
A pesar de todos esos problemas, Milch ha conseguido llevar a buen puerto el guión de esta película que retoma la historia 10 años después del abrupto final de la tercera temporada de la serie y que le ofrece un cierre acorde con sus merecimientos. La adecuada despedida que en su día no tuvieron todos esos personajes históricos que coincidieron en la mítica localidad minera de Deadwood: el sheriff Seth Bullock, la encantadora Trixie, Charlie Utter, Calamity Jane, E.B. Farnum, el señor Wu y todos los demás. Con mención muy especial al verdadero protagonista y alma de toda la serie: ese grandioso e inolvidable hijo de puta de Al Swearengen interpretado por Ian McShane.
Y eso es fundamentalmente DEADWOOD. LA PELÍCULA, el cierre de una fabulosa serie. Como tal, se me hace muy difícil valorar su posible interés para alguien que no haya visto la serie. Así que si no la disfrutaste en su día, ahora tienes la excusa perfecta para hacerlo. Y si lo hiciste, puedes repetir un banquete excepcional que hoy, afortunadamente, puede rematarse con este gran postre que David Milch ha tardado nada menos que trece añitos en preparar. Un postre que a mí, por lo menos, me ha dejado un muy buen sabor de boca.
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